Si todavía no la conocías por su trabajo en la serie The Good Place, seguramente te podés haber cruzado con el nombre y la cara de Jameela Jamil en las notas “sobre la alfombra roja”, en las que llama la atención por ir a las galas con borcegos o ponerse jeans abajo de un vestido de diseñador para no pasar frío.
Pero lo más interesante de esta actriz y presentadora de 32 años no está en lo que se pone: Jameela es una activista por la imagen corporal positiva que usa sus redes y su condición de celebridad para cuestionar los estándares de belleza de la industria.
K o el eje del mal
Las hermanas Kardashian, entre otras famosas, usan su Instagram para promocionar productos “desintoxicantes”, desde batidos con los que alimentarse todo el día hasta chupetines adelgazantes (!). Contra algunos de estos posteos fue directamente Jamil:
“Dennos cupones de descuento para sus nutricionistas, chefs, entrenadores personales, los que le editan las fotos y sus cirujanos plásticos, mentirosas”, escribió para luego desearles a todas las que promocionaban laxantes que se hicieran encima.
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El problema, según ella, no es lo que promocionan sino que alientan una cultura en la que las mujeres deben morirse de hambre y estar siempre perfectas para pertenecer.
Cara de nada
También criticó el uso excesivo de photoshop en las fotos, que según ella deja a las personas “como emojis” en lugar de como seres humanos. En su caso, además, denunció que muchas veces las revistas le aclararon el tono de la piel (sin su permiso, por supuesto) y que con ello se están creando “personas casi alérgicas a los rasgos humanos”.
Cuestiones de peso
Frente a esta foto en la que las mujeres Kardashian aparecían junto a un cartelito que indicaba su peso, Jamil respondió con la propuesta #IWeigh (“yo peso”) en la que alentaba a que sus seguidores reconocieran cualidades frente a sus propias fotos, en lugar de kilos. En la suya, por ejemplo, se lee: “amo mi trabajo”, “me río cada día” o “soy financieramente independiente”.
Popularidad usada para el bien
Todas estas acciones están creando alrededor su propia marca: una dedicada al activismo corporal, a poner foco en la doble moral de la industria y en la hipocresía de algunas de las figuras más poderosas de los últimos diez años. Y lo hace con las mismas “armas” que aquellas usan para transmitir mensajes en el sentido opuesto.
Es lo que la viene convirtiendo en un lugar interesante al que mirar y en una de las “famosas” más refrescantes para seguir. Al final, ¿por qué no aprovechar toda esa atención para algo positivo?
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Podés ver más en su Twitter e Instagram.
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